El artículo de esta semana será quizás el más personal que haya escrito hasta el momento. Me encuentro en una etapa de mi vida en la que necesito compartir contigo todo lo que estoy viviendo y sintiendo, ya que he dicho adiós a ese estado de “confort” en el que me encontraba hace una semana para adentrarme en una aventura que me hace muchísima ilusión.
ESTOY VIVIENDO EN VANCOUVER (Canadá) y estaré aquí al menos durante 8 meses. Pongo entre paréntesis lo de Canadá porque much@s me mandan cabeza abajo a Australia o Nueva Zelanda, jeje… Es lo que tienen estos destinos, están tan sumamente lejos que se escapan a nuestra capacidad de ubicarlos en el mapa 😉
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Y te preguntarás, ¿a Vancouver para qué?
Pues es muy simple, estoy cumpliendo un sueño. Siempre he querido vivir una temporada fuera de mi país y una de dos, o no me atrevía o “no podía”. Surgió una oportunidad a través de la cual sí podía y me dije… ¿te atreves? Y aquí estoy… (¡Aún no me lo creo!). Un nuevo lugar en el que continuar con mi proyecto de vida conociendo gente nueva, mejorando mi inglés, adoptando nuevas costumbres, descubriendo nuevos lugares y planteándome nuevos retos profesionales.
Interesante, ¿verdad?
Sí, claro, es el sueño de much@s. Pero no todo es un camino de rosas, hay que pasar por el agobio máximo de preparar tu equipaje para una temporada larga, hacer frente a millones de papeleos, sufrir lo “imbécil” que te sientes cuando alguien no te entiende (y eso que tu crees que estás pronunciando estupendamente), ir a entrevistas en las que tienes que demostrar todo lo que sabes en un idioma diferente al materno, adaptarte a un nuevo hogar, a un/a nuevo/a compañero/a de piso, hablar hasta con las paredes (no puedes perder ninguna oportunidad de hacer nuevos amigos), entender el transporte, buscar lugares para hacer tu deporte favorito…. Así ha empezado mi 2016 y de momento así seguirá por lo menos durante un mes (para entonces espero estar adaptada).
¿Y qué sacas tú de positivo con todo esto?
Quiero compartir contigo lo que me ha motivado a dar este giro como una forma de inspiración y de motivación para ti…
- Si tienes un sueño y no lo has cumplido aún
- Si la vida que estás viviendo no es la que quieres
- Si buscas el cambio, pero tienes miedo
- Si te falta tiempo para disfrutar de los tuyos
- Si tu día a día se reduce al trabajo
- Si tu proyecto profesional no te apasiona
- Etc.
Provocar el cambio depende principalmente de ti mismo, ten claro que si quieres, antes o después, podrás hacerlo. Y no tienen por qué ser cambios drásticos como el mío, me refiero también a cosas pequeñitas como por ejemplo:
- Formarme en un ámbito que siempre te ha gustado
- Sacar tiempo para hacer deporte o estar con tu familia/amigos
- Emprender acompañad@ o en solitario
- Dedicarle más tiempo a ese hobbie que te apasiona
- Sacar el máximo partido a tu tiempo libre
- Visitar todos los lugares que tienes apuntados en tu top 10
- Etc.
¿Te sientes identificado? En el siguiente apartado te doy algunos consejos que a mí personalmente me han ayudado a sentirme más segura y así perder el miedo.
Trucos para propiciar el cambio
1. Proyectos inspiradores
Todos tenemos alguien a quien admiramos ya sea en el plano personal como en el profesional. Ten claro que aunque en ocasiones llegamos a idolatrarlos son personas como tú y yo, y si ellos han logrado vivir la vida que quieren o alcanzar unos objetivos profesionales concretos, tú también puedes hacerlo.
Fíjate en cómo se organizan, pregúntales (si es factible) que otras cosas han sacrificado para conseguir sus retos, cuál es su actitud, etc. Sentir que otros pueden hacerlo, ayuda a que te auto motives. Sólo tienes que ver cuántos proyectos online salen adelante hoy en día porque alguien se lo propone, decide hacerlo y deja de lado otras cosas para que esa pasión pase a un primer plano.
2. Yoga – Meditación
Para mi practicar el yoga y la meditación ha sido todo un descubrimiento. Vivimos en un ajetreo constante, no paramos y lo que es peor, nuestra cabeza no para. Esta práctica además de los beneficios físicos también te ayudará a ver con mayor claridad todos los ámbitos de tu vida, te aportará paz interior, una mayor estabilidad emocional y te permitirá autoconocerte.
3. Asertividad
“Si sacrificamos nuestros derechos con frecuencia, estamos enseñando a los demás a aprovecharse de nosotros “, P. Jakubowski.
Parece una afirmación muy obvia, pero es uno de los principales motivos que obstruyen el cambio. Tienes que conocer tus derechos y los tienes que defender, siempre claro, respetando los de los demás.
Aquí te dejo el listado de los derechos recogidos en el libro «La Asertividad: Expresión de una sana autoestima» de Olga Castanyer.
- El derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
- El derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones.
- El derecho a ser escuchado y tomado en serio.
- El derecho a juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones.
- El derecho a decir “NO” sin sentir culpa.
- El derecho a pedir lo que quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir “NO”.
- El derecho a cambiar.
- El derecho a cometer errores.
- El derecho a pedir información y ser informado.
- El derecho a obtener aquello por lo que pagué.
- El derecho a decidir no ser asertivo.
- El derecho a ser independiente.
Te propongo un ejercicio:
- Señala aquellos derechos que NO ejerzas habitualmente
- Escoge cada semana uno de ellos y ponlo en práctica (ejerciéndolo y respetándolo)
- Anota en un cuaderno diariamente:
- Cómo lo has ejercido
- Cómo lo has respetado
Esto te ayudará a afianzarlos y a no sentirte culpable por ponerlos en práctica, ayudándote a tomar decisiones que muchas veces dejamos de lado porque nos sentimos culpables.
4. Deporte
Supongo que no te estaré descubriendo nada nuevo si te digo que el deporte genera unas hormonas llamadas endorfinas que tienen grandes beneficios sobre nuestro estado emocional y mental.
Y cuando hablo de deporte no me refiero a pasarte horas en el gimnasio sudando la gota gorda, cada uno sabe qué le gusta, qué necesita, qué siente… Puede ser caminar, nadar, correr, escalar, andar en bici, hacer triatlones… Tú decides 😉
Pero sea lo que sea, ¡muévete! Verás cómo te sientes mucho mejor física y emocionalmente.
5. Contacto con la naturaleza
Por norma general nuestro día a día lo pasamos encerrados en una oficina, rodeados de luces artificiales, multitud de ruidos, ambiente cargado y un entorno estresante. Esto quizás para un robot sea su lugar ideal, sin embargo no lo es para el ser humano.
Y sino sólo tienes que comprobar la vitalidad que sientes tras una escapada al monte, a la playa, a un bosque… Para mi es un antes y un después, de hecho generalmente las grandes ideas me surgen después de una escapada de este tipo.
“La naturaleza es combustible para el alma», Richard Ryan.
Y hasta aquí el artículo de hoy. Espero no haberme pasado de profunda, y que mis experiencias personales te ayuden en la medida de lo posible a llevar a cabo todo lo que te propongas de la forma más sencilla posible. Igual me excedo en el positivismo, pero tengo clarísima una cosa: si tú mismo no confías en tus propósitos y posibilidades, ¿quién lo va a hacer?
Estoy impaciente por leer tus comentarios 😉
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